
Un diagnóstico oficial deficiente
Durante su exposición, Galfione recordó que “la Fundación ProTejer siempre se ha caracterizado por aportar claridad al diagnóstico en forma temprana, siendo pionera en marcar la falta de competitividad sistémica que afecta a las actividades productivas”.
Fue contundente al afirmar que “la política económica del Gobierno se basa en un diagnóstico deficiente que afecta negativamente, y de forma generalizada, al sector industrial, la economía y sus trabajadores. A pesar de que no nos escuchan, no podemos dejar de exigir políticas públicas que garanticen una competencia justa y leal, que promueva la industria nacional, el trabajo argentino, y que fomenten la inversión productiva y el nivel de actividad”.
Destacó el rol histórico del sector textil como termómetro de la economía nacional: “Nuestro sector ha sido siempre, el primero en caer y el primero en levantarse. Hoy, estamos sufriendo mucho, y más que otros sectores, por lo que estamos anticipando que va a pasar con el resto de la industria. Defender a la cadena de valor textil, es defender a la Argentina”.
Las consecuencias de renunciar a una administración inteligente del comercio
Advirtió sobre el impacto de las medidas de desregulación comercial y la apertura indiscriminada de importaciones. “El año pasado ya advertimos sobre las consecuencias que podía tener una caída abrupta del consumo, la renuncia a administrar en forma inteligente el comercio, liberar todos los controles aduaneros, facilitar las importaciones sustitutivas, demorar las reformas económicas necesarias y reducir unilateralmente los aranceles a las importaciones”.
“Lamentablemente no nos equivocamos —continuó—. Estamos en niveles de piso históricos en materia de Utilización de la Capacidad Instalada, con récords de importaciones en todos los eslabones, con la peculiaridad, que ingresan a precios históricamente bajos, sin valores criterio y sin control. La consecuencia es clara, estamos fomentando la economía informal. Y a eso le sumamos a quienes producimos, nos suben los costos en dólares y nos ponen cada vez más en desventaja”.
Los países desarrollados potencian sus cadenas de valor
Galfione destacó que la Argentina atraviesa “un momento bisagra en nuestra historia. Coincidimos que necesitamos impulsar los sectores estratégicos vinculados a la energía y la minería, pero la pregunta es: ¿Queremos ser Noruega o Nigeria? Todos los procesos de crecimiento construyen sobre sus bases … El mundo actual lejos de abandonar a sus cadenas de valor, las potencia, las multiplica, las aprovecha para desplegar procesos virtuosos de innovación y las necesita más que nunca para afianzar sus procesos de crecimiento económico”.
Para reforzar su diagnóstico, agregó: “Solo hay que mirar un poco qué está haciendo el resto de los países del mundo, para entender qué nos pasa y dónde estamos parados, ellos promueven su industria nacional y la repatriación de fábricas a su territorio, usando cuotas, multiplicidad de barreras paraarancelarias, incremento de aranceles a los productos importados, o lo que haga falta. Claramente Argentina está a contramano del mundo”.
En esa línea, enfatizó: “Si queremos un país más competitivo, con mejores precios finales para mejorar el poder adquisitivo de la sociedad, en lugar de bajar aranceles a la importación, podríamos bajarle en la misma proporción los impuestos a quien produce, que en definitiva es quien genera empleo, quien genera progreso y riqueza”.
El cierre de su discurso resumió el espíritu del encuentro: “Defender a la cadena de valor textil es defender a la Argentina. Somos trabajo, somos innovación, somos federales, somos tecnología, somos diseño, somos marca, somos el primer empleador femenino… en lugar de recibir los golpes que estamos recibiendo, debemos sentirnos orgullosos de lo que hacemos”.



